viernes, 29 de abril de 2011

Crees que todo ha terminado, ya que no ves nada por su parte. Todo lo tienes que hacer tú, eres tú la que tienes que ir rogándole que te de una respuesta, y que aun sigues esperando. Puede que sea cobardía, puede que no... No lo sabes. Es más, no sabes nada. Absolutamente nada. Ni tan si quiera si todo ha acabado. Porque en el momento que le veas no tienes ni la más remota idea de cómo vas a reaccionar. Puede que bien, puede que mal. Por una parte quieres poner un punto en todo esto.  Poder ser fuerte y tener la satisfacción de decir "no" cuando el vaya hacia ti. Porque ya no puedes pasar ni una más. Te la ha jugado una vez, y otra, y otra... Pero no sabes lo que vas a hacer cuando le tengas delante. Porque cuando le ves todo cambia. Cuando estáis cara a cara y le tienes a escasos metros de ti, no puedes evitarlo, pero siempre vuelven esas emociones, esos sentimientos. Le miras y recuerdas todo, todo aquello que compartisteis en un pasado. Aquello que guardasteis dentro de una cajita de cristal como si fuera lo más preciado que tuvierais. Porque en ese momento lo sentíais. Sentíais que formabais parte el uno del otro, que físicamente eráis dos personas, pero vosotros dos os sentíais como  si fuerais una sola. Pero como en cualquier historia, todo acaba. A veces con un final feliz, otras veces no. Y esta vez... Al no saber nada, no sabes como ha acabado, o si ha acabado. Hoy por hoy, sí. Mañana no lo sabes. Sólo te queda ser fuerte y pensar por un momento con la cabeza, dejando a un lado lo que te diga tu corazón, porque muchas veces te has dejado llevar por él y te ha fallado.
Pero sigues pensando, que al margen de todo esto, llegará un día en el que la razón pasará a un segundo plano y os dejareis llevar por vuestro sentimientos, esos sentimientos que por mucho tiempo que pase seguirán ahí, presentes. Los sentimientos de las noches de verano que nunca olvidaréis. Pero como ahora mismo estamos en el presente, este presente inquietante y abrumador, él ya ha pasado página. Y aunque te parta el alma no estar con él, no abrazarle, no acariciarle, verle con otra, tienes que seguir hacia delante y mirar al futuro próximo que te espera, ese futuro que quieres que sea con él, pero que no puede ser. Sólo te quedan los buenos recuerdos que formasteis los dos juntos, que al recordarlos se te sale una pequeña sonrisa en la cara de pensar que justo en ese instante eras plenamente feliz. Y ahora... ahora solo quedan esas alusiones, bonitas alusiones del pasado.


lunes, 25 de abril de 2011

En el reflejo de ese luminoso rayo de sol vi tus ojos mirándome como lo hacían al principio. Sin mentiras, sin rencores, sin esa rabia creada en aquellos extraños meses finales. Volvió esa sensación que tenía cuando nos conocimos, ese amor desinteresado que rodeaba los grises días de Enero en que se encendió la primera llama entre nosotros.

viernes, 22 de abril de 2011

Cuando estás al borde de la desesperación, donde todo lo posible ya lo has hecho, donde no queda nada más que su reacción... Ves que no hay esa reacción. Ves que todo lo que has hecho no ha servido para nada. Que has dicho lo que sientes, te has arrastrado, has aceptado todo lo malo que te ha hecho, y aun así le sigues hablando, y peor aun, queriendo... Sabes cosas, muchas cosas que te revientan pero no haces nada, ¿por qué? Porque le quieres. Necesitas saber de él. Necesitas hablar con él. Necesitas oír su voz. Necesitas verle, tocarle, mirarle... Le necesitas. Y lo peor de todo es que tú para él eres inexistente, como una persona más de las miles que han pasado por su vida. O eso es lo que a ti te demuestra, porque no ves NADA, ni una mísera seña de que le importas lo más mínimo. Y aguantas y aguantas y aguantas... Pero algún día, esperas que no muy lejano, será tarde, muy tarde. ¿O sí será lejano? Llevas así ocho meses, sin dejar ni un día de pensar en él y sintiendo lo mismo que el primer día, esas mariposas que te recorren el cuerpo cada vez que estás con él, cada vez que piensas en él. Y esa alegría que sientes cuando recuerdas los momentos junto a él y te sale una sonrisa de oreja a oreja, pero que se esfuma enseguida, porque no le tienes. Y esos días solo serán recuerdos: recuerdos felices, recuerdos alegres, recuerdos de las noches de verano. Y que se quedarán ahí. Para siempre. Pero lo peor no es eso. Lo peor es cuando vas por la calle, por tu barrio o por su pueblo y ves todos los sitios en los que has estado con él. ¿Y qué pasa? Que se te viene el mundo encima. ¿Por qué? Porque nunca volveréis a estar en esos lugares. Y en ningún otro.





viernes, 15 de abril de 2011

Una semana. SIETE días. Ciento sesentayocho horas. Diezmil ochenta segundos. Ese es el tiempo exacto que te queda. ¿Para qué? muy sencillo, para ser de nuevo parte de mi vida o para excluirte de ella para siempre. Tu sabes, todo está en tus manos. Y no lo olvides solo TU puedes cambiar todo esto.
Estás perdida, no sabes lo que sientes. Cada día lo tienes menos claro. Pero tienes la esperanza de que un día, no muy lejano, se te resuelvan todas las dudas y veas lo que sientes realmente, sea para mal o para bien. Y solo deseas que todo salga bien porque es la única manera de que seas realmente 
feliz. Que todo vuelva como a aquel verano donde todo era maravilloso y sólo importabas tú. Y él.



miércoles, 13 de abril de 2011

Pasamos mucho tiempo juntos y yo tenia la seguridad de que siempre estarías a mi lado. Pero un día cualquiera y sin previo aviso te marchaste sin decir adiós, sin mirar atrás. Y yo me quedé aquí sin ninguna explicación esperando tu regreso. Con los años supe que llegaste a un destino mejor, donde la felicidad no se pagaba con dinero, donde tenías alguien que te quería. Sin saber como apareciste de nuevo en mi vida. Una oleada de aire lleno de recuerdos pasados me azotó con la fuerza de un huracán. Había pensado mucho en este momento, y para ser sincera tenía pocas esperanzas de que llegase. Mi cabeza había tenido tiempo de ordenar todos los instantes y ser capaz de imaginarse esta situación, planificando todas aquellas palabras que iba a decirte echándote en cara todo esto. Pero no salieron de mi boca. Nada, solo un suspiro helado consiguió escaparse entre mis dientes cuando te vi ahí plantado en la puerta de mi casa con un ramo de amapolas rojas que tanto me gustan. 


martes, 12 de abril de 2011

Sólo me queda decir que "..."

Déjalo ya. Deja de hacerme sufrir. Deja de hablarme. Deja de llamarme. Deja de mirarme. Deja de tocarme. ¡PARA!
No, no, pero ¿qué haces? No te alejes de mi ni un segundo, por mucho que deba de olvidarme de ti y dejar el pasado atrás y seguir para delante. Yo siempre estaré ahí porque no puedo estar sin ti ni un momento, tengo que saber cómo estás, que es lo que haces; tengo que saber que aunque sea de una manera que no me guste, estás pendiente de mi. Y lo tengo que hacer, lo necesito hacer... Formas parte de mi, te has hecho un hueco enorme dentro de mi corazón que por mucho que quiera y que deba hacerlo, no vas a poder salir. Y lo has sabido, lo sabes, y lo sabrás. Pero yo... yo ya no lo tengo tan seguro.






lunes, 11 de abril de 2011

Desaparecer.

Cuando un abismo de rabia te entra y lo único que quieres es chillar y mandarlo todo a la mierda, pero NO PUEDES. Eso es lo que verdaderamente jode, que no puedes hacer lo que realmente quieres porque si lo haces puede que te arrepientas, o puede que no... Nunca lo sabrás. Pero solo te queda esperar; y aguantar; y tragar.

domingo, 10 de abril de 2011

Bajo el abrigo de aquella oscura noche de verano tu me tapaste los ojos con una suave cinta de seda. Me cogiste de la mano jurándome no soltarme jamás. Y sin previo aviso comenzamos a correr atravesando la fresca hierva que acariciaba mis pies descalzos. De repente te paraste me pediste que me tumbara en una manta que habías preparado para este momento. En el instante en que los dos estábamos en el suelo me quitaste con delicadeza esa delgada cinta que me interrumpía para ver la luna mas grande de todo el verano. Estuvimos allí sin decir nada, contemplando el precioso espectáculo mientras nuestras manos se unían lentamente en la penumbra. Entonces me miraste, te miré, sonrisas despreocupadas describiendo una felicidad mutua, compartida. Entonces me explicaste todo, me dijiste que todos los días en que no estuviésemos juntos miraríamos esa misma luna que nos había echo pasar la noche mas preciosa de todo el verano.Y sentiríamos que aún estábamos unidos.



Estar cerca tuyo, contigo al lado, y no poder hacer absolutamente nada. Que nuestras miradas se crucen y se pare el tiempo, como si nada hubiese pasado, como si todo estuviera como siempre. Y que esos momentos que hemos pasado juntos pasen en el instante en que nos miramos, a la vez que un escalofrío me recorre todo el cuerpo al ver todo eso en tus ojos. Una sensación de angustia y anhelo por no tenerte entre mis brazos, por no poder ni tan siquiera darte un mísero abrazo, por tener que conformarme con verte, mirarte, hablarte. 
Pero quiero más. Mucho más. Te quiero a TI.




Pasan los días.. pasan las semanas.. pasan los meses...
Pero hay algo que nunca se va a poder pasar...
Es ese algo que te recome por dentro, que no sabes si es amor u odio, pero que cuando le ves lo sabes... 
Y que todo ese "odio" que crees que sientes cuando no le tienes cerca se va en el momento en el que vuestras miradas se cruzan.
Porque tú lo sabes, él lo sabe.
Pero siempre hay algo, algo ínfimo que lo estropea y te impide que esa verdadera y autentica felicidad que quieres tener no la tengas.
¿Y que puedes hacer tú para tenerla? Nada. Todo está en sus manos.



Y esta sensación de querer volver al pasado, donde lo único que importaba era que cuántas pinturas tenías en tu estuche; que te llevaras un balón al recreo para jugar con tus amigos; que tuvieras de postre un yogur, unas natillas o un helado...
Pero el tiempo pasa y la gente crece. Y los problemas que nos afloran con el paso de tiempo crecen, y cuanto más mayor te haces más graves son. Y lo que ahora te parece un mundo, dentro de unos años te parecerá la más inmensa tontería....
Pero desgraciadamente estamos en el presente, y desgraciadamente ahora es cuando empezamos a hacernos mayores y a valorar lo que realmente nos importa o lo que no. Y sobre todo QUIEN nos importa y quien no. Y tenemos que tomar decisiones que seguramente para nuestro futuro sean cruciales.
Cuando todo va mal lo que más deseas es eso, volver a aquellos tiempos donde nada importaba, donde todo era bonito y tú y todo los de tu alrededor eran felices, y si no lo eran ni si quiera te dabas cuenta, porque TÚ estabas bien y sólo te importaba como estuvieras tú y nadie más que tú.
Pero siempre hay un "pero". Algo que lo estropea. Y esa felicidad solo la tienes durante muy poco tiempo. Pero la has tenido, y es lo que importa. Que aunque hayan sido mínimos momentos, ha habido alguno de tu vida que has sido feliz. Y siempre te quedará la esperanza de que habrá más momentos felices, aunque en estos momentos pienses que ya no te puede pasar nada peor. Pero los tendrás. Antes o después. Y sobre todo, cuando menos te lo esperes.
Si estas esperando algo con todas tus ganas, no se por qué, pero nunca sucede; en cambio, cuando lo dejas pasar es cuando ocurre.
Eso sí, NUNCA hay que dejar de luchar por lo que verdaderamente quieres. Muchas veces perderás, sí, pero quien no arriesga no gana, y si pierdes algo es porque no merecía la pena en realidad. Las cosas no se pierden porque sí.

Perdidos en el laberinto de la ciudad sin nombre los dos, pensando lo mismo, callando lo mismo. Silencio, cómodo silencio que en ocasiones nos atrapa, nos hipnotiza, nos lleva a por caminos llenos de trampas y soledad, pero distinto en muchos casos. En nuestro caso.

Al perderme entre el mar de tus ojos encontré una primavera desconocida para mis sentidos. Sumergiéndome poco a poco el cálido sol dejó paso a un verano demasiado maravilloso en el que despertaron sentimientos. Lo poco que había cayó como las hojas que anunciaban que un otoño algo marchito había llegado. El viento trajo una oleada de frío invernal que congeló el tiempo para que tú y yo nunca nos separásemos 

TE QUIERO. También te odio. Mucho. Creo que esta mezcla de sentimientos se compensan en una balanza hasta llegar a un punto de indiferencia. También he de decir que te echo mucho de menos. Que me sigue quemando algo cada vez que veo tu nombre. Pero es demasiado, no puedo ceder. Tantos momentos... que para ti no han sido NADA. Y ¿qué me queda? joderme y ver como sigues feliz sin pensar en mi y con la pequeña esperanza de que algún día me recuerdes. Pero será demasiado tarde
Una paz interior QUE hace tiritar. Solo te deja PENSAR en todo lo que te rodea, en los FANTASMAS del pasado o en los del PRESENTE, en cada buen o mal recuerdo a lo largo de tu intensa, valiosa y ajetreada vida. En TODO eso que te ha quedado por vivir, experiencias que jamás volverán y que rechazaste por los pequeños relatos de una tarde de VERANO.

Jugábamos a querernos y sin darnos cuenta nos hacíamos daño mutuamente. Pero, ¿qué importaba? si eramos felices... Fueron pasando esos días en los que nos necesitábamos mutuamente. Todo se quedó en un bonito recuerdo. Se congelaron nuestros momentos, y cuando intenté derretir esa pared de hielo que se habia formado entre nuestro mundo mágico y la realidad descubrí que me faltaba algo. Y ese algo eras TU